Lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersex (LGBTI) hemos sido históricamente invisibilizadas y discriminadas, nuestras identidades, rechazadas y nuestros derechos, negados. Solo por ser, sentir y amar diferente. Después de muchas décadas de activismo social esta realidad ha comenzado a transformarse y hoy estamos caminando progresivamente hacia la igualdad de derechos. Sin embargo, la Historia mantiene todavía una gran deuda con nuestro colectivo más vulnerable: las personas trans.

A lo largo de la trayectoria del movimiento LGBTI las mujeres trans han puesto siempre el cuerpo y la vida para defender la igualdad y la diversidad, los derechos de todas y todos. Lo hicieron en Stonewall (Nueva York) el 28 de junio de 1969 y también en Las Ramblas de Barcelona en aquel primer orgullo LGBTI del Estado español (1977).

A pesar de su indiscutible protagonismo activista, los derechos de las personas trans han sido relegados y postergados una y otra vez. Hay que recordar que sus identidades no fueron despatologizadas por la Organización Mundial de la Salud hasta el año 2018 y que en muchos países del mundo siguen siendo perseguidas legal y socialmente.

Pero la igualdad no puede esperar más. Desde hace ya algunos años se van abriendo paso legislaciones en varios países del mundo que reconocen y protegen de forma integral los derechos de las personas trans, también en distintas Comunidades Autónomas del Estado español. El objetivo es claro: las personas trans deben ser ciudadanas con plenos derechos reconocidos, incluyendo la despatologización de sus identidades y el derecho a la libre autodeterminación del género.

La igualdad de derechos de las personas trans es una asignatura pendiente del sistema democrático. La inclusión sólo podrá lograrse plenamente a través de la protección de todos los Derechos Humanos, en todos los niveles: desde lo local hasta lo global. Por ello, es necesario construir la igualdad desde nuestros pueblos, desde el medio rural, porque el respeto a la diversidad es un pilar fundamental para la convivencia cotidiana. Pero también desde las Comunidades Autónomas, donde las legislaciones por la igualdad trans avanzan a un ritmo imparable, como demuestra la reciente aprobación de la ley trans e intersex canaria.

En la actualidad destaca la absoluta necesidad de una legislación integral que garantice la dignidad de las personas trans en todo el Estado español: los mismos derechos en todos los territorios, sin dejar a nadie atrás y velando por las necesidades de las y los más vulnerables: las personas trans migrantes y las infancias y adolescencias trans. Demandamos una legislación que acerque la igualdad real y que sea capaz de hacer frente a la escalada de intolerancia, discriminación y violencia que las personas LGBTI, y muy especialmente las personas trans, estamos experimentando gracias a los discursos de odio promovidos por la ultraderecha.

Durante los últimos meses una bandera trans gigante ha dado la vuelta al país reivindicando la igualdad de derechos de las personas trans. Hemos trabajado mucho (y lo seguiremos haciendo) para que muy pronto la igualdad trans sea ley en España. Las personas trans se merecen una legislación que proteja y garantice de forma integral sus derechos, que despatologice sus identidades y reconozca la libre autodeterminación del género a partir de su voluntad expresa, sin tutelajes. Afortunadamente logramos el desbloqueo de la ley trans, alcanzando un amplio consenso en el Consejo de Ministras/os. Ahora esperamos que este proyecto de ley sea remitido muy pronto al Congreso de los Diputados/as para que inicie su trámite parlamentario y pueda ser mejorado y enriquecido.

Además, demandamos nuevos avances en la protección de los derechos de lesbianas, gais y bisexuales, para seguir profundizando la igualdad. Entre ellos, la prohibición de las mal llamadas “terapias de conversión”; el fortalecimiento de los contenidos educativos en diversidad afectivo-sexual, de género y familiar; el diseño de protocolos contra el acoso escolar y laboral por LGBTIfobia y la garantía de la filiación conjunta de hijas/os por parte de las parejas de mujeres, aunque no estén casadas.

Ciertamente no nos conformamos con alcanzar la igualdad de derechos de las personas LGBTI únicamente dentro de nuestro país. Creemos que la dignidad humana no debe tener fronteras. Queremos todos los derechos para todas las personas en todos los lugares del mundo. Y, por eso, seguimos trabajando incansablemente también en el ámbito de la solidaridad internacionalista y la cooperación para el desarrollo. Continuamos actuando para que distintas administraciones públicas suscriban la Declaración de Mérida sobre Cooperación Internacional LGBTI (ya firmada por la AECID) y se comprometan firmemente con la promoción y defensa de los derechos de las personas LGBTI en todo el mundo.

Fundación Triángulo cumple ahora 25 años y los avances en materia de igualdad y diversidad son nuestro máximo Orgullo. En todo este tiempo no hemos dejado de trabajar ni un solo día para seguir ampliando derechos. Luchamos para que el respeto a los Derechos Humanos de todas las personas sea la base de una sociedad más justa, igualitaria y diversa y para que todas las personas LGBTI puedan vivir y expresar libremente su orientación sexual, identidad de género y expresión de género sin miedo al odio, la violencia o la discriminación.

La igualdad debe ser nuestro Orgullo, hoy y todos los días del año. A pesar de las amenazas de involución, defendamos lo conquistado y no permitamos ningún paso atrás. Sigamos avanzando para que la Ley Trans sea una realidad, para que la igualdad de todas las personas LGBTI sea real y efectiva. Los Derechos Humanos no se negocian, se legislan.

#LeyTransYa