Y el día 10 de marzo se consumó la ignominia. Alfonso Fernández Mañueco se hizo con el dudoso honor de convertir a Castilla y León en la primera región europea que facilitó un gobierno de extrema derecha.
Tras una víspera en la que dramatizó un desencuentro con su actual socio que nadie pudo creerse por fingimiento extremo, anunciaba, minutos antes de la constitución de las Cortes, que facilitaría un gobierno con VOX a quienes, poco menos, entregaba las llaves de su casa, porque, decía, era lo mejor para los castellanos y leoneses, como nos dijo, era lo mejor para nosotros inventarse unas elecciones.
Pero Mañueco mintió entonces, puesto que la convocatoria electoral, por todas es sabido, solo respondía a sus propios intereses, y miente ahora cuando proclama que gobernará para toda la ciudadanía. Para muchas personas y colectivos vulnerables no lo hará. No lo hizo cuando tenía mayoría absoluta, no lo hizo cuando su socio era de derecha supuestamente moderada, y no lo hará ahora con la derecha más reaccionaria que ha conocido este país en sus 40 años de democracia. Mañueco miente cuando dice que gobernará para toda la ciudadanía en general y para las personas LGBTI en particular.
El pasado 16 de enero, desde Fundación Triángulo Castilla y León, entidad sin ánimo de lucro que desde 1996 trabaja para que todas las personas tengan los mismos derechos y oportunidades independientemente de su orientación sexual e identidad de género, le remitimos una invitación, como al resto de formaciones políticas, para que conociera nuestro trabajo en primera persona y mantuviéramos una reunión en la que pudiéramos trasladarle nuestras preocupaciones y necesidades, así como escuchar los compromisos políticos de su partido para con nuestro colectivo en el caso de que saliese elegido como presidente de la Junta de Castilla y León; invitación que fue declinada, dijo, por los compromisos propios de la campaña, pero sobre la que se mostró favorable a retomar tras conocer los resultados electorales.
Pasadas las elecciones remitimos una nueva invitación, pues creíamos que el momento de llevar a cabo ese contacto directo y personal era justo antes de la constitución de las Cortes, antes de que metiera hasta la cocina a la extrema derecha. Pero Mañueco, de nuevo, rechazó nuestra invitación.
Aun así, le insistimos, queríamos una fecha, no importaba cuándo. Necesitábamos creer. Pero su única voluntad era la de echar siempre la culpa a unas siempre muy recurrentes abstractas circunstancias. Ahora sabemos que, en realidad, sus circunstancias eran bien concretas, se llaman LGBTIfobia y voluntad de gobernar dando la espalda a la ciudanía.
En el anuncio del pacto de gobierno por Twitter, Fernández Mañueco aludía a un acuerdo con pleno respeto a la Constitución y al Estatuto de Autonomía de Castilla y León, ¡faltaría más! Lo que no sabemos es si recuerda que la Ley Orgánica 14/2007, de 30 de noviembre, de reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, en su Artículo 14. Derecho a la no discriminación por razón de género, en el punto 1 establece: «Se prohíbe cualquier discriminación de género u orientación sexual, ya sea directa o indirecta». Se trata de un artículo incompleto y muy indeterminado, pero a través de él se introdujo en la máxima norma autonómica que nos rige el concepto de orientación sexual (que nosotras hacemos extensivo a la identidad de género).
Desde mucho antes en el tiempo, pero sin duda desde ese momento, el año 2007, han pasado 15 años yermos, y las personas LGBTI de nuestra comunidad llevamos esperando desde entonces el necesario desarrollo legislativo de este precepto y la garantía legal de nuestros derechos.
En nuestra entidad estábamos tremendamente preocupados por el presente y el futuro de las personas LGBTI en nuestra tierra y no nos equivocábamos. Desde hace meses observamos con mucha inquietud el aumento de las agresiones LGBTIfóbicas, fruto del blanqueamiento de los mensajes de odio, que acaba por legitimar esa escalada de violencia y discriminación que nos está llevando, como sociedad, a un lugar oscuro que hace años que no enfrentábamos.
Hoy, del profundo malestar que sentíamos ante la posibilidad de que su partido diese entrada al gobierno de esta comunidad a la ultraderecha, pasamos a la indignación y a la rabia de ver cómo nos vende a un líder autonómico cuyas conocidísimas muestras públicas de LGBTIfobia sonrojan a cualquier demócrata.
Pocas dudas quedan ya de en qué va a convertirse nuestra tierra a causa del interés personal del señor Mañueco, y las certezas hablan por sí solas: su programa electoral solo dedicaba un enunciado entre sus mil medidas a las personas LGB, o lo que es lo mismo, al 10% de la población: “Garantizaremos la igualdad de trato y la no discriminación de las personas por su orientación sexual”. También sabemos que en el programa de sus socios de gobierno, entre cuyos postulados se encuentra la no aprobación de la ley de igualdad LGBTI de Castilla y León, directamente, se nos descalificaba.
Señor Fernández Mañueco, le adelantamos que no vamos a quedarnos de brazos cruzados ante la más mínima vulneración de nuestros derechos. Las personas LGBTI no somos moneda de cambio, nuestros derechos no pueden ser negociables para la formación de ningún gobierno. Y, tras lo sucedido el 10 de marzo, tendrá que convencernos de que el Partido Popular es un partido democrático que sabrá hacer cumplir la legalidad vigente e, incluso, la ampliará, puesto que, recordamos de nuevo, durante la campaña electoral declararon ante la prensa su intención dar trámite a la Ley de Igualdad LGBTI que, aun en caso de aprobarse, nos colocará como la última comunidad autónoma en hacerlo.
Desde Fundación Triángulo seguiremos defendiendo que hay que actuar frente a cada intento de instalar la LGBTIfobia en las instituciones, en los centros educativos, en las calles y en los hogares. Hay que actuar para frenar esta maldita escalada de odio que amenaza los derechos y las libertades de las personas LGBTI de Castilla y León, y erradicar todas las violencias, discursos y delitos de odio de nuestras vidas.
Señor Fernández Mañueco, usted se ha posicionado del lado del odio y la discriminación, nosotros, nosotras y nosotres del lado de la diversidad, la inclusión, los derechos humanos y la igualdad. Nuestra invitación sigue sobre la mesa, usted decide si, finalmente, la toma en consideración o, definitivamente, la deja pasar. Mientras tanto, nosotros seguiremos sembrando, por una comunidad autónoma rica en diversidad.