«Los prejuicios sistematizados, las malas praxis y la ausencia de un enfoque diferencial aplicado ante estas violencias no hacen más que revictimizar a las víctimas, profundizando así las discriminaciones».

Silvia Tostado Calvo, presidenta de Fundación Triángulo Extremadura.

Las violencias , como todo en la vida, también tienen aspectos diferenciales, raíces que se sustentan en las opresiones más estructurales, en las desigualdades más profundas. Las violencias tienen características y patrones que nos llevan a exigir la aplicación de enfoques diferenciales para su abordaje.

En el Caribe Colombiano, en Nicaragua, Honduras y República Dominicana hemos logrado documentar las diferencias territoriales en el ejercicio de las violencias sufridas por las mujeres Lesbianas Bisexuales y Trans (LBT en adelante) y también hemos logrado acreditar los patrones que son comunes a las violencias sufridas por no ser mujeres hetero o cisexuales, por no ser sumisas al mandato social, en toda la región.

Desde ‘Enterezas’ (no solo un proyecto de cooperación, sino una lucha global y un proceso), se ha elaborado un informe que recorre las raíces de la perpetuidad de las discriminaciones y agresiones sufridas por las mujeres LBT, lo perverso del sistema que sigue haciendo uso de las violencias para someter y no permitir que la disidencias, de cualquier tipo, especialmente las que cuestionan el heteropatriarcado y el binarismo opresor sexogenérico, disfruten de iguales derechos o de reconocimiento. Porque, quienes ejercen la opresión, son, todavía, quienes ostentan los privilegios.

Desde el dolor más absoluto, miro con admiración – y participo- en este proceso. En España, no nos hemos permitido ni conocer ni visibilizar las realidades de las violencias que hemos sufrido las mujeres LBT y, me temo que, ese paso saltado, como en tantas otras esferas, no nos permite abordar las desigualdades que sufrimos de forma correcta.

La Cooperación Internacional para el Desarrollo, de la que nos sentimos  parte, dio el salto del asistencialismo, la mirada colonial y el enfoque caritativo hace muchos años, para situarse, desde el internacionalismo, en el compromiso con la justicia social y el enfoque de Derechos, del lado de la abolición de las desigualdades estructurales. En eso estamos.

Desde la Cooperación al Desarrollo, a través de proyectos como ‘Enterezas’, financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AEXCID) de la Junta de Extremadura, se facilita la construcción de políticas, sistemas y espacios donde la integridad de los seres humanos, de las mujeres, de todas las mujeres, pueda ser mostrada, vivida y disfrutada, especialmente, la de quienes sufren todo tipo de vulneración de derechos por sus identidades. De esto las mujeres LBT, de forma global, sabemos demasiado.

Tras el desarrollo de las investigaciones en las que, desde el cuidado, el respeto y el acompañamiento, muchas mujeres LBT nos han trasladado generosamente sus testimonios y experiencias vitales, tras el análisis de legislaciones, políticas públicas y medidas judiciales y la sistematización del abordaje de estas violencias desde el funcionariado público y lxs operadores de justicia, se ha procedido a elaborar rutas de denuncia y guías para abordar estas violencias desde una metodología y perspectiva adecuada.

Los prejuicios sistematizados, las malas praxis y la ausencia de un enfoque diferencial aplicado ante estas violencias no hacen más que revictimizar a las víctimas, profundizando así las discriminaciones.

Las violencias físicas, las agresiones sexuales y violaciones, las violencias ejercidas en el ámbito privado y familiar y también en lo público, son constantes en las vidas de mujeres LBT.  Son constantes, además,  los errores judiciales que hacen abordar estas violencias de forma errónea, sin tener en cuenta que los prejuicios han marcado desde su ejercicio hasta su abordaje.

La deshumanización de quienes llevan escrito en sus cuerpos las agresiones que el sistema ordena, la exclusión de quienes son condenadas a no tener reparación y la invisibilidad de quienes en lugar de hogares, encuentran en sus familias agresiones permanentes, nos llevaron a iniciar un proyecto que, al menos como uno de sus resultados más poderosos, cuenta con el empoderamiento de decenas de supervivientes, que, tras el ejercicio colectivo de recuperar y escribir sus memorias, exigen el cumplimiento de sus derechos.

Los días 2, 3 y 4 desarrollaremos un encuentro del que la pandemia nos robó la presencialidad, pero no pudo erradicar su necesaria celebración. Durante tres días daremos cuentas de lo que se ha alcanzado desde el proyecto, de las buenas – y no tan buenas- prácticas en el abordaje y la prevención de las violencias por prejuicio hacia las mujeres LBT y será momento para analizar e identificar por dónde seguir avanzando.

La resiliencia y la fortaleza, vividas en contextos muy hostiles, son cualidades de las enterezas, de ello hablaremos los próximos tres días, de las mujeres que juntas, desde distintos países, reivindicándose como lesbianas, bisexuales, trans, escribiendo con demasiada sangre y no menos resistencia, le exigen al mundo el reconocimiento y la protección de sus derechos como humanas Lo hacen hastiadas de pedir permiso, hastiadas de ser quienes no son, pero con la fuerza que da saber que detrás están las razones intactas de las que no pudieron llegar al presente y la convicción de que para alcanzar el futuro, que es mañana, tienen que ser reconocidas, reparadas como víctimas y protagonistas imprescindibles de la conquista de la igualdad.

Silvia Tostado Calvo, presidenta de Fundación Triángulo Extremadura.